JOSÉ LUIS GARCÍA SÁNCHEZ.
Mi director favorito es José Luis
García Sánchez. Su calidad humana, su integridad, generosidad, buen
humor y solidaridad con sus semejantes hacen de él la mejor persona
que conozco. Conocí a José Luis en los años setenta, antes de morir
el dictador, pero no coincidimos profesionalmente hasta que empecé
a trabajar con Trueba y me tomó en serio como productor. Con él he
producido "La noche más larga" -el ya mencionado proyecto de "los
fusilamientos", que estuve tentado de ofrecer a Saura y a punto de
rodar con Chávarri-, una de mis películas favoritas y que me
gustaría volver a rodar. También hemos hecho "Tirano Banderas", un
proyecto en coproducción con Víctor Manuel, y "Tranvía a la
Malvarrosa", basado en la novela de Manuel Vicent, "La marcha
verde" y seis o siete proyectos más. Es de los pocos directores
que, con talento y eficacia, hacen posible lo imposible.
GERARDO VERA.
Gerardo Vera, cuya relación
profesional conmigo comenzó a cimentarse a través de sus
colaboraciones como director artístico en las películas de Saura y
Trueba, se ha hecho director a mi lado. Recuerdo que así lo decidió
el día que me dijo: "No te preocupes Andrés; si yo decido dirigir
algún día, tú serás mi productor". Soy muy feliz de que Gerardo
decidiera esto y con él hemos hecho: "La otra historia de Rosendo
Juárez", de la serie de Borges, "Una mujer bajo la lluvia", "La
Celestina", "Segunda piel" y "Deseo". Gerardo es probablemente uno
de los directores que más necesita a un productor, pese a que su
dedicación y obsesión por el trabajo le deberían bastar para
producirse a sí mismo. Esto se debe a que es un director diferente,
cultísimo, muy sensible y un verdadero artista, lo que en algunos
casos está reñido con el trabajo de producción puro y duro.
BIGAS
LUNA.
A Bigas Luna le conocí en 1989. Por
entonces yo seguía las novelas de la colección "La Sonrisa
Vertical" -"El pecador impecable era una de ellas- y compré lo
derechos de "Las edades de Lulú", de Almudena Grandes. Luis García
Berlanga, a quien siempre he admirado por "El verdugo" y "Plácido",
fue el presidente del Jurado que la premió y, desde hacía tiempo,
venía declarando de forma provocadora que a él le gustaría hacer
una película porno. Pensé que con Berlanga esto sería imposible,
pero vi que la novela ofrecía la posibilidad de desmitificar a la
generación de "la movida madrileña". Berlanga rechazó hacer la
película, pero me dijo que debía ofrecérsela a Bigas. Cuando le
llamé, me aseguró que llevaba varios días pensando en llamarme para
ofrecerme algún proyecto y que, si no lo había hecho, era porque no
me conocía personalmente. Le pedí que se leyera "Las edades de
Lulú" y unos días después vino a Madrid. Me dijo que, en principio,
la novela no le interesaba, pero que sí quería trabajar conmigo en
algún otro proyecto. Ése fue el comienzo de una colaboración que
nos ha llevado a hacer: "Las edades de Lulú", "Jamón, Jamón",
"Huevos de oro", "La teta y la luna", "Son de mar". Estuvimos a
punto de rodar juntos "Perdita Durango". Tenemos el compromiso
tácito de seguir trabajando juntos y preparar otros proyectos para
el futuro. Después de "La teta y la luna", Bigas consideró que era
necesario distanciarnos para poder volver a trabajar juntos. Que
debía trabajar para otras compañías y otros estilos. Aunque estos
experimentos no me gustan (soy muy posesivo) debo reconocer que
tenía razón. Creo que Bigas es el mejor director catalán de las
últimas décadas y, aunque se resiste a narrar sus películas, le
sobra talento e intuición y cuenta sus historias con la cámara como
pocos.