Un sueño loco

Lo más destacado de mi vida profesional me ha ocurrido desde 1985, aunque las más de 100 películas rodadas son historia muy reciente y no me apetece detenerme en un relato pormenorizado. Pero sí quiero destacar a aquellos que las han hecho posibles.

 

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CARLOS SAURA.

"El Dorado" es la película que más me ha marcado personal y profesionalmente. Durante su preparación, rodaje e incluso estreno, experimenté todas las sensaciones que un productor puede sentir. Si lo de producir no es una profesión, sino una manera de vivir, mis experiencias con "El Dorado" lo demuestran. En los casi dos años que me ocupó, pasé de la riqueza a la pobreza. De sentirme fuerte y protegido a débil y perseguido. Levantar casi mil millones de la nada fue una tarea muy dura y arriesgada y sentí con toda su intensidad el vértigo que producen las situaciones límite. Mientras todo esto ocurría, Carlos Saura, como excelente director, cerraba los ojos y los oídos y tiraba para adelante. Gracias a esa actitud y a Víctor Albarrán, José Luis García, Francisco Amaro, Juan Manuel Velasco, Rafael Escuredo y nuestros queridos curas -que en la gloria estén- se pudo acabar esta película y, sobre todo, nosotros pudimos salir de Costa Rica.

Carlos Saura, el único autor español que aguante la comparación con sus contemporáneos Kubrick, Bergman o Bertolucci, además de "El Dorado", ha hecho conmigo "La noche oscura", "¡Ay, Carmela!", "Marathon", "El sur" -para la serie de TV sobre cuentos de Borges-, "Goya en Burdeos" y "Io, Don Giovanni". Carlos ha insistido siempre en hacer "sus películas". Esa insistencia en mantener la autoría de sus obras, entendida como lo hacía Godard en los años 60, nos ha enfrentado alguna que otra vez, aunque siempre de forma amigable. Probablemente por eso, nuestra colaboración durante todos estos años ha sido intermitente, aunque para mí siempre ha resultado de lo más enriquecedora. Siempre volveré a trabajar con Carlos, y creo que él lo sabe.

 

 

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FERNANDO TRUEBA, RAFAEL AZCONA.

"Belle Époque" y su Oscar ocupan también un lugar destacado en mi recuerdo. Aquí se juntan la suerte y la desgracia, el placer y el dolor. En esta película mi participación fue insignificante durante su producción, a cuyo rodaje asistí un fin de semana por cortesía y casi como invitado. Estuve tentado de pedirle a Fernando que no me incluyera en los títulos de crédito. Por esa época estaba muy ocupado con la preparación y rodaje de "Marathon", durante las Olimpiadas de Barcelona. Sin embargo, creo sinceramente que mi participación para lanzar la película internacionalmente fue decisiva. Los dos meses que ininterrumpidamente pasé con mi querido Enrique Herreros en Los Angeles, promocionando la película y dándosela a conocer a los miembros de la Academia de Hollywood fue un trabajo del que sólo ahora comienzo a recuperarme. El Oscar de "Belle époque" me ha supuesto un reconocimiento y aval profesional extraordinario, que ha permitido homologarme con algunos de los productores europeos más distinguidos. Por el contrario, al igual que sin Welles, probablemente, jamás me hubiera separado de mi primera mujer, "Belle époque" tuvo algunos efectos íntimos que me cambiaron la vida personal. Y los cambios, aunque lentos, cambios son; traen felicidad y dejan rastros de dolor y amargura, dificiles de superar.

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Como he dicho, mi encuentro con Fernando Trueba fue muy afortunado; juntos comenzamos a trabajar en "El año de las luces" con Rafael Azcona, quien me ha escrito las películas más bellas que yo he producido. Rafael ha participado en más de veinte películas en las que me he visto envuelto. Dudo que haya trabajado más para otro productor y a él le debo mucho. No sólo sus guiones han sido importantes, sino también sus consejos, reflexiones, incluso algún que otro enfado. Sobre Azcona se ha dicho y escrito todo. Todo es poco. Es uno de esos seres humanos que raramente se encuentran. Rafael es la persona más importante que jamás ha existido en el cine español. Sin sus películas para Berlanga, Ferreri, Saura, Trueba, García Sánchez y Cuerda, quizás éstos no gozarían, como directores, del reconocimiento que tienen y el cine español no valdría la mitad de lo que vale.

A Fernando Trueba le debo el haber producido además de "Sé infiel y no mires con quien", "El año de las luces" y "Belle époque", "El sueño del mono loco", "Two Much", "La niña de tus ojos", "El embrujo de Shanghai". Además de Fernando, también su mujer Cristina Huete -coproductora en estas películas-, ha hecho posible que existan. Sin ella, nada hubiera sido igual y sin él yo no sería el mismo.

 

 

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GONZALO SUÁREZ.

Con Gonzalo Suárez, además de "La loba y la paloma" y "Remando al viento", mi colaboración ha seguido con "La reina anónima", "El detective y la muerte" y "El portero". Entre medias de estos títulos Gonzalo se ha autoproducido otras películas. Su carácter rebelde e individualista le ha llevado a escapar de mi tutela, pese a que siempre he sentido por él una más que evidente admiración y cariño. Considero que todavía es el más joven, intelectualmente hablando, de los directores con los que trabajo y creo sinceramente que algún día, quizás muy pronto, conseguiremos el éxito de taquilla, que nos falta conseguir juntos.