Casi cincuenta películas producidas
entre 1994 y 1997 me mantuvieron en un constante frenesí. Con la
ayuda de Antonio Saura, Enrique de las Casas y Fernando Labrada,
pude poner en marcha durante este tiempo la Fundación Cultural
Media y la Media Business School, una iniciativa de formación
europea que me ha dado tantas satisfacciones como muchas de las
películas que he hecho. Después de diez años de organizar talleres,
conferencias, seminarios y encuentros en general entre jóvenes
productores y aspirantes a ejecutivos de cine y televisión, han
sido cientos las amistades hechas a través de toda Europa. Presidir
una Institución en cuya dirección ha figurado gente tan distinguida
como David Puttnam, Pinto Balsemâo o Bo Christenser, por citar sólo
a unos pocos, me ha llenado de satisfacción y orgullo y, sobre
todo, me ha proporcionado unos conocimientos que me han ayudado a
distanciarme muchísimo de mis colegas-amigos-competidores que
producen desde España.
A la hora de generar envidias, mi
paso y asociación con Prisa durante los años 1991 a 1995 ha sido
importante. Durante este período gocé de la posibilidad de hacer
películas con facilidad y a ello contribuyó el Oscar de "Belle
époque" y la buena disposición de la cúpula de ese grupo. Pero mis
recuerdos más agradables de esa época se asocian, sobre todo, a
Santiago Roldán, "El Curri", persona que desde Sogetel y Sogepaq me
hizo personal y profesionalmente feliz. Su muerte me llenó de
amargura. Su desaparición y mi amistad con Pedro Pérez me invitaron
a "cambiar de bando" y me llevaron a Telefónica, con cuyos jefes me
he sentido en sintonía.
CONCHA Gª. CAMPOY
Las cadenas de televisión me tienen
homologado como un buen productor de cine y parece ser que sólo los
malos productores pueden hacer la televisión de éxito convencional.
Sólo he conseguido producir televisión en contadas ocasiones,
aunque siempre de forma muy satisfactoria. Tanto "Los Pazos de
Ulloa" como "Los Cuentos de Borges" fueron series de prestigio y
calidad, hechas en tiempos de monopolio de TVE y, por tanto,
exentas de las obligaciones a que las audiencias obligan. He
producido "Petra Delicado" que, además de torturar a Ana Belén y
Santiago Segura, me permitió conocer a dos excelentes personas y
creadores: Alicia Giménez-Barlett, su guionista, y Julio Sánchez
Valdés, su director. He producido el programa de cine "La gran
ilusión", que dirigía y presentaba Concha García Campoy, con Luis
Alegre como co-director.
LUIS ALEGRE
Fuera del éxito de algunas de mis
películas, quizá uno de los momentos más felices de mi vida, fue el
17 de mayo de 1998, cuando el Festival de Cannes me homenajeó.
Pudieron volver a verse en el Fetival las películas "El Dorado",
"El sueño del mono loco" y "Perdita Durango" y se me ofreció una
cena, con recuerdos, discursos y todas las cosas que estos actos
llevan aparejadas. Gracias a Gilles Jacob y apollado por el ICAA de
José María Otero y Carmelo Romero me sentí "reina por un día". Tuve
a mi lado a algunos de mis mejores amigos, actores y directores a
los que siempre he querido. Sólo faltaron Fernando y Cristina, que
rodaban en Praga "La niña de tus ojos".
Las recaudaciones de "Torrente 2:
Misión en Marbella" me llegaron escribiendo estas notas. Es
imposible separar esta película de Santiago Segura. Intuyo que en
el futuro valoraremos justamente la importancia de este éxito.
También mi encuentro con Segura, con quien mi relación no ha sido
siempre fácil, me ha aportado grandes beneficios y, José Luis
Torrente, concretamente, me perseguirá y protegerá por algún
tiempo.
Cuando cumplí los cincuenta y volví
de Hollywood con el Oscar de "Belle époque", pensé que había
consumido la mitad de mi posible vida y estaba comenzando la otra
segunda mitad en la que nuevas ilusiones tirarían de mí hacia
delante. Tiempos nuevos que sigo compartiendo con mis hijos,
Christian, Marco -también José-, y mis leales colaboradores,
esperando verles tomar el relevo de cosas por mí iniciadas.