Rancho de Hannaford... (la casa y la
gran terraza exterior)
Debe quedar claro que todos los
"planos de situación" con objetivos cortos en los que se muestra el
tamaño y la extensión de la finca de Hannaford se han rodado ya. No
se necesita nada más. No podemos confiar en encontrar otra casa en
España que mantenga "raccord" con lo que se ha rodado. Lo que es
más importante, no tenemos ninguna necesidad de
encontrarla.
Lo que sí necesitamos es un
edificio grande (preferentemente un chalet particular) con, al
menos, una habitación grande. Ésta requerirá una decoración
minuciosa... Pero no hay ninguna otra necesidad de caracterizar o
de particularizar (excepto en aquellos poquísimos casos de los que
trataremos en otra parte de este memorandum).
Empezaré por expresar mi convicción
de que no debemos contemplar la utilización de un estudio de cine
normal...
Existen varias razones para
ello:
1) Económica:
En términos generales, los estudios
de cine son más caros que las casas particulares (esto será aún más
cierto si conseguimos encontrar- como espero que hagamos- una casa
grande, o lo suficientemente grande, en algún lugar del campo no
muy alejado de Madrid). Así ahorraremos dinero en transportes y en
el alquiler del estudio.
2) El carácter general de la
película
En cuanto nos encontremos
trabajando en un lugar que no sea un estudio de cine normal,
resultará automáticamente más facil reducir el número de técnicos
del equipo. Por mucho control que se ejerza, en un estudio de cine
hay siempre algunos espías. Lo menos que pueden hacer es informar
de la aparente modestia y pobreza de lo que estamos haciendo. En un
escenario real, tales espías (benevolentes o no) pueden mantenerse
a raya.
3) La actitud de los actores
y actrices secundarios en un escenario natural es automáticamente
diferente a la que uno se encuentra en un estudio de cine. En
localizaciones (aunque se esté cerca de la ciudad) podemos forzar
su horario, trabajar más cuando sea necesario y hacerlo a nuestra
manera, con una libertad muy superior a la que podríamos tener en
un estudio de cine, por muy liberal que fuera el control de ese
estudio.
La solución ideal -tanto desde mi
punto de vista como para los intereses del presupuesto total- sería
encontrar una casa lo suficientemente grande para mí, en la que
pudiera estar con Gary Graver e incluso con unos cuantos actores de
fuera (eliminando así algunos gastos de hotel) y en la que
pudiésemos rodar una gran parte de la secuencia de la fiesta (bien
entendido que esta secuencia de la fiesta constituye la mayor parte
de lo que queda por filmar de la película).
Yo insistiría en que se dé absoluta
prioridad a la tarea de buscar una casa así.
Si esto se hace con rapidez,
sería posible que yo estudiara sus posibilidades en cuanto llegue a
España para trabajar en el presupuesto preliminar.
No hay nada que deba mantener
raccord con la casa (o, más bien, casas) que se ha utilizado para
el rodaje de la película en América.
Nunca se insistirá lo suficiente en
que absolutamente todo lo que queda por rodar en ese escenario
serán planos tan cercanos de los actores (o de los extras) que el
propio decorado apenas se verá. Esto es más cierto todavía por
cuanto al principio de la fiesta el generador del rancho de
Hannaford se estropea y todas las luces se cortan. Por
consiguiente, el efecto general es sombrío, con fuertes contrastes
donde se utilicen focos para coger los primeros planos de quienes
hablen.
El tamaño de la habitación grande
es, sin embargo, de importancia crucial. No tanto porque queramos
que en algún momento se vea que es muy grande, sino porque
necesitamos mucho espacio para los movimientos de la cámara entre
la multitud de invitados y también para permitir un uso
considerable de objetos largos.
[...]
ORSON WELLES