Pretendo hacer una película sobre
la alegría de vivir. Son personajes que, por encima del tópico
romántico, eran gentes que buscaban vivir intensamente, como
corresponde al hecho de que todos ellos fueran tan jóvenes. Yo los
veo como personas con el valor y la intensidad de vivir fuera de
las convenciones. Ahí radica toda la monstruosidad. Lo que ocurre
es que quizás la alegría de vivir no se puede ejercer impùnemente.
Es por lo que, tras la creación de la ficción, del monstruo, la
vida de todos ellos empieza a volverse un poco más trágica
[...]
De niño, como a los 16 años, leí la
novela "Frankenstein", pero la verdad no es una novela que ocupara
mucho lugar en mi memoria. Lo que se me ocurrió de repente fue más
bien la idea de Mary creadora del monstruo, de la Criatura, como a
mí me gusta llamarle, y de como una mujer de veinte años crea un
personaje de esos que se salen de las páginas del libro [...]
Lo que no se sabrá nunca es si la
criatura es el síntoma premonitorio de lo que va a acontecer, o si
la criatura es la que interviene y causa la destrucción. Yo me
inclino más hacia la primera posibilidad, pero es posible que los
pensamientos tengan fuerza y que incidan en las vidas de forma
positiva o negativa. Yo, de hecho, estoy seguro de ello. Y está
claro que Mary, se cree que ella es la responsable de esas
desgracias. Yo creo que peca quizás de excesivo egocentrismo.
Sospecho que el mundo tampoco giraba tan alrededor de ella, como
para que ella puediera ser la causante de todo [...]
En lugar de hacer una novela
decimonónica de descripción de vidas y caracteres, he preferido
concentrarlo en una cosa como numínica, un elemento, como es el
monstruo, como elemento que estaba dentro de ellos y negado, y que
empieza a aparecer y coicide con esa degradación que sólo está
apuntada en la película: los celos de Mary, la separación de Byron
y Clara, etc.
GONZALO SUÁREZ.