La película habla de la lucha entre
dos maneras de ver la vida absolutamente irreconciliables, pero
trágicamente unidas en la frontera. Por un lado están los hispanos:
atados para siempre a la religión, a la pasión, a la improvisación
y al Destino; por el otro están los norteamericanos: condenados a
vivir una existencia feliz, sin problemas, frente al televisor,
protegidos por una armadura de plástico.
Es un enfretamiento entre lo
salvaje y lo domesticado; entre lo peligroso y lo inofensivo. Yo me
pongo del lado de los malos, de los que se la juegan, de los que
viven sus vidas hasta el límite. También es una historia de amor,
traición y muerte, donde los personajes conocen su Destino y
aprenden a enfrentarse a él. Romeo y Perdita son dos asesinos, dos
criaturas despreciables, pero también son encantadores, íntegros,
auténticos. La relación que establecen con la otra pareja, la
formada por los yanquis adolescentes a los que secuestran y
maltratan, es explosiva. Imaginaos lo que podría suceder si
Hannibal Lecter y Cruella de Vil se llevaran de excursión a los
protagonistas de "Sensación de vivir". Algo así sucede en "Perdita
Durango"[...] A pesar de todo, sigue siendo una historia romántica,
trágica, clásica, de traiciones y lealtades absolutas. Muy
religiosa. Muy cercana al western. Creo que me he hecho mayor
haciendo esta película.
ÁLEX DE LA IGLESIA.