San Juan de la Cruz es un personaje
-como lo es Felipe II- sobre el que siempre he querido hacer alguna
película. Tenía gran cantidad de material acumulado, y una idea
argumental muy clara: los nueve meses que pasa en prisión; por eso
escribí el guión rápidamente.
"La noche oscura" no es una
película sobre el misticismo, al menos considerado éste en sentido
religioso. Digo esto porque, a mi juicio, hay un misticismo laico,
y éste sí puede estar en la película, pero no el otro. En ella
pretendo acercarme al proceso interior de la creación poética de
Juan de la Cruz, que es un poeta tan excelso que, cuatro siglos
después, sigue siendo de hoy.
Ahora, cuando en Europa se está
produciendo un esfuerzo general de búsqueda de nuestra identidad,
volver la mirada hacia un poeta como éste no significa refugiarse
en el pasado, ni retroceder a temas antiguos, sino todo lo
contrario. Con San Juan de la Cruz donde en relidad entramos es en
esa búsqueda de nuestra identidad y, por ello, en nuestro presente
[...]
La idea de que el autor no es el
autor, sino autor soberano, por usar una expresión "calderoniana",
me parece una de las cosas más apasionadas de este personaje [...]
Al principio tuve otra idea, que era trabajar sobre la imaginación
de san Juan, en un sentido mucho más exuberante, pero me pareció
que era un juego frívolo que se salía del personaje. Por eso, he
tratado de utilizar los mínimos elementos narrativos para contar
esta historia [...]
Lo que a mí me atrae del misticismo
es esa capacidad de profundizar en el ser humano, en el alma, a
base de una profunda reflexión, de una atmósfera que uno debe
crear, que no viene por generación espontánea. Y se llega así a ese
silencio, que es una palabra tan bonita. Ya San Juan de la Cruz en
una de sus poesías habla de la "música callada".
CARLOS SAURA