[...] Yo tenía idea de adaptar una
novela y se la propuse al productor Andrés Vicente Gómez, que me
dijo que no la veía clara. Como contrapartida, me comentó que tenía
comprados los derechos de una obra de teatro americana que debía
rodar pronto porque si no, perdía los derechos. Me dijo que la
leyera, lo hice y me gustó mucho, me pareció una comedia
sentimental clásica, donde los sentimientos de los personajes son
más importantes que cualquier trama, donde había grandes verdades
sobre las relaciones humanas. Se podría hablar en tono de humor
sobre muchas cosas amargas en la vida de las parejas, y le dije que
sí. En la película propongo al espectador pensar divirtiéndose
[...]
Como procede de una obra
anglosajona, en la que se maneja mucho la ironía y el humor
subterráneo, nos parecía bien pasar de ese humor subterráneo a otro
más mediterráneo, tratando con sencillez y simplicidad el tema que
teníamos entre manos, sin entrar en la mala fe, que efectivamente
existe en las relaciones de pareja. Pensamos que en este caso
sobraba.
- La obra original sólo consta de
dos personajes, ¿no?
- Sí. Era una posibilidad más
arriesgada, pero viable. Lo que ocurre es que, dentro del texto,
los dos protagonistas hablan constatemente de los demás personajes,
que estaban construidos a base de sus diálogos. Por eso sacarlos
fuera fue fácil.
FELIPE VEGA.