Concebí la historia durante las
tertulias que un grupo de gamberros celebrábamos en Madrid en la
Taberna del Alabardero. Allí votábamos un premio denominado "El
tonto contemporáneo", cuyos sucesivos ganadores fueron gente como
Mariano Rubio, el duque de Alba y Luis Solana. Pensé hacer un filme
sobre un tonto contemporáneo, un Mario Conde. Pero la historia se
abrió, Rafael Azcona, que tiene la virtud de la concisión, redujo
el argumento que yo había escrito con José Luis García Sánchez y
donde se seguía la trayectoria del protagonista hasta que cumplía
40 años. Por eso descarté titularlo "El tonto contemporáneo", como
quería. Se ha hablado mucho de que cuento la historia de un trepa,
de un Mario Conde o similar, de la cultura del pelotazo, pero
tampoco es eso. Sucede que los titulares de prensa son reductores y
si hoy un señor llamado Marx presentara una obra llamada "El
capital", los titulares dirían: "Emigrante alemán y judío se
declara no partidario del capitalismo" [...]
De algún modo, me identifico con
César. Yo soy una persona que no me quiero enterar de las cosas, me
dejo querer, es algo así como buscar la inocencia culpable. Algo
así le pasa a César, que quiere ser seductor, hábil, inteligente y
tramposo.
MANUEL GUTIÉRREZ ARAGÓN
SINOPSIS
César, hijo natural de una azafata,
crece junto a sus primos y sus tíos -a quienes cree sus hermanos y
sus padres- en un pueblo del norte junto a un río salmonero. Su
mayor afición es la pesca del salmón. Conforme crece se va
convirtiendo en un joven aventurero y valiente, con un carácter muy
diferente al de sus supuestos hermanos, pero a la vez no duda en
hacer todo tipo de trampas si con ello puede mejorar su imagen ante
los demás. A medida que crece siente una atracción cada vez mayor
por su prima, una chica feucha y gafe. Su tío es el médico del
pueblo, que adora a César y desprecia a sus propios hijos
legítimos. Con la madurez, César y Fernando -su primo- adoptarán
diferentes personalidades; César se convierte en un oportunista y
Fernando será un fracasado.