Me llamó Andrés Vicente Gómez y me
ofreció la posibilidad de elegir entre "Cómo ser infeliz y
disfrutarlo" y "Cuernos de mujer", puesto que él iba a producir las
dos. Elegí la primera porque, como me dijo un amigo, la historia
contaba el cero absoluto de una mujer viuda, y eso me dio la clave
para entrar en ella. Era consciente de que no tenía una historia
sólida, por lo que intenté trabajar el interior del personaje con
Carmen Maura desde la idea de que esa mujer se encontraba, al
comenzar la película, en el cero absoluto. El vacío que sentía tras
la muerte de su marido me dio la clave para entrar en su mundo. Era
el retrato de un tipo de mujer supuestamente liberada, pero que se
ve obligada a hacer el papel del hombre y que acaba hueca, porque
tiene éxito profesional, mientras que en lo sentimental es un
desierto. Y esto no nace de la literatura. Nace de mujeres que
conozco, que me encuentro a diario y que están en una situación
parecida. De ahí surgió la idea de hacer una película muy limpia y
escueta, de paredes despejadas, ángulos centrados, cámara quieta,
poca música, algo "japonesa", decía yo para entenderme con Bingen y
con los decoradores.
ENRIQUE URBIZU