No es una película sobre la droga.
La droga es un pretexto para poner a los personajes en una
situación límite. Habría sido una película cruda de haberla hecho
alguien como Eloy de la Iglesia. Yo la he suavizado dándole un
tratamiento mágico. No me interesa el realismo de ese viaje físico
de los personajes, sino el viaje de sus almas. Su viaje interior
[...]
Nos resultó muy útil la lectura de
"Edie", de Jean Stain, un libro donde se cuenta la historia de una
chica de muy buena familia, tipo Rockefeller, que se movía en aquel
mundo de Andy Warhol, en el mundo de las drogas y de la moda de los
años 60. Esto ha sido muy interesante para ver lo que pasa por la
cabeza de María, que es de familia bien y cae en las drogas. Rafa,
a pesar de ser "yonqui", no dramatiza la situación. No tiene
pasado, ni futuro. Tiene un concepto de la vida mucho menos
traumático [...]
En la película no nos ponemos a
favor ni en contra de la droga, lo que queremos es reivindicar el
derecho a que los drogadictos tengan sentimientos respetables y
vivan a su modo una historia de amor. En cierto modo hay un final
feliz porque María y Rafa cambian sus vidas luego de pasarlas
canutas.
MANUEL HUERGA