No
es habitual que Madrid sea testigo del estreno mundial de un
musical como El último jinete. Un ambicioso proyecto en el que
trabaja contrarreloj un amplio equipo comandado por Víctor Conde,
su director, que nos desvela las principales claves del
espectáculo.
Érase una vez un joven beduino
llamado Tirad, cuyo sueño era encontrar el caballo con el que
cabalgar hacia la gloria. No un caballo cualquiera, sino el que
también le eligiera a él como jinete. Pues una antigua leyenda del
desierto afirma que cada hombre está predestinado a encontrarse con
el caballo de su vida. En los últimos coletazos del siglo XIX,
Tirad recorrerá medio mundo persiguiendo al que siente que está
predestinado a acompañarle en su camino, de Arabia a Egipto, y de
allí a Inglaterra, en un viaje repleto de aventuras, en el que se
cruzará con una espiritual poetisa, una guerrera dama británica,
camellos danzantes, guerreros y hasta langostas parlanchinas. ¿Un
cuento chino? No, más bien la sinopsis de un nuevo musical, con
espíritu de fábula, concebido y creado en nuestro país. Un reto
insólito en los tiempos que corren, propiciado por el productor
Andrés Vicente Gómez, un veterano del cine español seducido ahora,
como todos lo estamos, por el mundo del musical. Su primera apuesta
no es precisamente pequeña, y se lanza a lo grande gracias a la
ayuda de inversores de Oriente Medio. "Esto te lo contaría con más
detalle Andrés", nos explica Víctor Conde, el atareadísimo director
del musical, que aprovecha un descanso de los ensayos para
atendernos. "Pero él se fue allí buscando financiación para una
película de animación, y uno de los inversores le propuso crear un
musical cuyo trasfondo histórico fuese el nacimiento del reino de
Arabia Saudí. De ahí que algunos de los personajes que aparezcan
sean reales, aunque nuestros protagonistas son ficticios".
Menuda novedad
El reto es grande, pero la
capacidad para crear resulta infinita, y eso es lo que más motiva a
todos los involucrados. "Es un espectáculo completamente nuevo, no
está basado ni en una película ni en un libro". Que lleguemos
vírgenes como espectadores a un musical también es muy estimulante
para los amantes del género. "Estamos probándolo todo día a día,
introduciendo cambios según ensayamos. Es que no tenemos ningún
precedente". Hace más de un año, Andrés Vicente Gómez le ofreció la
posibilidad de dirigir El último jinete a Víctor Conde, que tardó
muy poco en decir que sí. "Ya había un primer boceto de libreto de
Ray Loriga. Me pareció que sería un musical muy diferente a todos
los que estamos acostumbrados a ver. Con un componente místico y
poético nada frecuente". La misión de Loriga era crear una fábula
basada en hechos de la historia de Arabia Saudí y en su poesía
oral, y el escritor y cineasta se dejó llevar por una aventura que
empieza donde terminaba la de Lawrence de Arabia. "Los actores,
cuando leyeron el texto por primera vez, se sorprendieron mucho.
Decían que nunca habían trabajado en un musical en donde los
diálogos pareciesen de Shakespeare...".
Conde tuvo claro enseguida qué
quería crear: "Un espectáculo musical de aventuras, con romance y
misterio. A caballo entre las viejas películas de Michael Curtiz
con Errol Flynn y las de aventuras de los 80 como La princesa
prometida y El imperio contraataca. Me entusiasma la idea". Nueve
millones de euros de presupuesto para poner patas arriba,
literalmente, a un reparto que se está curtiendo en disciplinas
como lucha escénica, esgrima y vuelo. "Las primeras semanas de
ensayos fueron como ir a la escuela; tenían que aprender a manejar
las espadas y otras muchas cosas que normalmente un actor de
musical no necesita hacer". Víctor Conde, que ha trabajado en
musicales de pequeño formato como Pegados y en otros inmensos como
Los miserables, también ha realizado su aprendizaje personal. "He
tenido que aprender a confiar en un equipo artístico en el que
caben profesores de esgrima y técnicos de vuelos. Como soy un loco
de las películas de aventuras clásicas, tenía claro el estilo que
debía tener el musical, entre Robin Hood y En busca del arca
perdida. Por otra parte, jugamos con toda la imaginería de la
Arabia antigua, tan mágica. Combinar sus escenarios con los del
Londres victoriano, donde se desarrolla parte de la acción, y
mezclar el misticismo árabe con la estética victoriana ha dado como
resultado algo muy curioso y diferente".
A cantar
Pilar básico de este espectáculo
repleto de exotismo es, obviamente su música, toda original. No
deja de resultar precisamente exótica la combinación de dos autores
muy diferentes entre sí para crearla, John Cameron y Albert
Hammond. El primero, con una laureada experiencia en el género por
ser el arreglista original de Los miserables. El segundo, por su
trayectoria pop. "Hammond ha compuesto, entre otras muchas
canciones, One Moment In Time de Whitney Houston", recuerda Conde.
"Es alucinante verle en los ensayos al piano, componiendo y
arreglando las canciones. Él aporta el lado más pop y comercial, y
John, su gran conocimiento del lenguaje del teatro musical. La
combinación es muy interesante, sus dos mundos conviven
perfectamente dentro del espectáculo". Una de las canciones
firmadas por Albert Hammond, The Girl Has Everything, la estrenó
Susan Egan el pasado 25 de septiembre en el concierto que dio en
Madrid. La Belle original de La Bella y la Bestia en Broadway se
mostró emocionada por el privilegio de ser la primera en
interpretarla en un escenario y no dudó en afirmar que estaba
segura del potencial de un tema así. Un modo estupendo de empezar a
calentar motores de cara al estreno. "Al escucharla por primera vez
ante el público confirmé el impacto emocional que tiene esa
canción. Y que me dijera lo mucho que había disfrutado ensayándola
me dio confianza".
Contra todo riesgo
Víctor Conde se muestra confiado, a
la vez que cauto, ante el enorme riesgo que supone el estreno
mundial de este musical en Madrid. "Siempre es una buena noticia
que se desarrollen musicales originales, y pienso que todos los
amantes del género también piensan así". Albert Boadella se mostró
igual de entusiasmado y le ofreció a Andrés Vicente Gómez un
espacio público, los Teatros del Canal, para estrenarlo. Por
cuestiones de programación, solamente se representará durante un
mes, hasta el 6 de enero de 2013. Aunque lógicamente todo el equipo
sueña con que el éxito obligue a buscar otro teatro para continuar
representándolo. Además, está previsto que en un corto plazo de
tiempo The Last Horseman encuentre su hueco en el West End
londinense. "Se trabajó en ambas versiones, la castellana y la
inglesa, según se iba creando", desvela Víctor. Aunque de momento
no quiere ni pensar en la posibilidad de dirigir también el montaje
en Londres. Bastante estrés tiene encima. Lo que recalca es que,
del primero al último, los involucrados comparten una ilusión
especial, la de saber que lo que están preparando no se ha visto
antes. "Todos nos sentimos parte de la creación, los artistas y
técnicos involucrados están aportando su grano de arena al proceso.
Es algo muy bonito". Y cuanto más dure la ilusión, mejor. "Fíjate,
yo monté La ratonera para un impasse de un teatro y ahora cumple su
cuarta temporada en Madrid, algo que nunca habríamos pensado. Mejor
no hacer planes y dejar que sea el montaje el que mande, porque
todos tienen vida propia. El último jinete nos dirá hacia dónde
va".
Confiesa el director del montaje
que los nervios pre estreno le convierten por momentos en una
persona "intratable". Aunque está disfrutando enormemente la
experiencia, que se asemeja en cierto modo al viaje iniciático del
protagonista, ese guerrero en busca de su caballo que, "como en
todas las grandes historias de aventuras se convierte en la
búsqueda de su destino". Una aventura en toda regla para un reparto
sometido a intensos ensayos diarios. "Cuando empiecen las funciones
van a estar todos en una forma física envidiable". ¿El director
también? "Yo estaré muy, muy delgado, porque gasto mucha energía;
pero no tendré un físico tan envidiable como ellos, me temo".
AL FRENTE DE LA AVENTURA
Tres son los personajes centrales
de El último jinete, interpretados por actores con una enorme
experiencia en el género musical. Su director, Víctor Conde, solo
tiene buenas palabras para ellos.
Tirad (Miquel Fernández) (Foto
2).
"Miquel lleva sobre sus espaldas
todo el peso del espectáculo, porque este guerrero en busca de su
destino sale en cada una de las escenas. Es amigo mío desde hace
años [ha participado en musicales como We Will Rock You, Hoy no me
puedo levantar o Jesucristo Superstar, y estrena en cines Fin] y
hay días en que me siento hasta mal porque me parece que le
maltrato: le obligo a colgarse de cuerdas, al personaje le dan
palizas, tiene combates de espada en los ensayos continuamente...
Termina agotado a diario, pero tiene una capacidad de trabajo
increíble y nunca pierde la sonrisa".
• Al Kahnsa (Marta Ribera) (Foto
3).
"Es la guía espiritual de Tirad en
su viaje, la Obi-Wan Kenobi de El último jinete. Contar con Marta,
una de las actrices de musical más completas y brillantes de este
país [ha trabajado en West Side Story, Grease, Falsettos, Jekyll
& Hyde, Cabaret...] es un lujo absoluto. Colaborar con ella me
permite sentarme en los ensayos y disfrutar viéndola".
• Lady Laura (Julia Möller) (Foto
4).
"Interpreta a una dama inglesa que
se hace con el caballo con el que sueña cabalgar Tirad. Un
personaje inspirado en los clásicos de Maureen O'Hara y la Marion
de En busca del arca perdida; una de esas mujeres de armas tomar,
muy avanzada para su época. Julia es una bomba, una actriz con una
gran variedad de registros, un encanto y una fuerza en escena
increíbles. A nivel personal, para mí es la gran sorpresa de este
espectáculo".
EL MUSICAL EL ÚLTIMO JINETE SE
ESTRENA EL 5 DE DICIEMBRE EN LOS TEATROS DEL CANAL (C/CEA BERMÚDEZ,
1) DE MADRID, Y SE REPRESENTARÁ HASTA EL 6 DE ENERO.
Entrevista : AGUSTÍN GOMÉZ
CASCALES.